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Vinculados con las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas en el marco de las coordinaciones represivas del Cono Sur.

Pedro Resels

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Pedro Resels

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Dates of existence

1943-

History

Pedro Resels nació en Buenos Aires en 1943. Hijo de padres inmigrantes, su padre llegó de Polonia a Argentina en 1922, y su madre de Ucrania en 1923. Creció junto a dos hermanas en el seno de una familia judía de clase trabajadora relacionada con la política, la militancia sindical y la cultura. Su padre se dedicó a la rama textil, trabajando en la confección de gorras, militó en el sindicato de Gorreros y Afines y participó de la FORA. Fue integrante de entidades en solidaridad con el pueblo español en lucha contra el franquismo, de grupos en solidaridad con los ejércitos anti nazis, formó parte de lo que luego sería la Liga Argentina por los Derechos de Hombre, participó en bibliotecas comunitarias, en clubes y en la creación del Teatro IFT junto a miembros de su familia, con quienes integraron también comisiones en apoyo para el sostenimiento de teatros independientes y publicaciones culturales. El entorno de lucha social y cultural presente en la casa familiar propició la temprana participación de Pedro en la política estudiantil: a los quince años, en 1958, participó de la huelga estudiantil “Laica y Libre”. Participó también de FEMES (Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios), llegando a ser miembro de la mesa directiva, en asambleas, tomas del colegio y huelgas en solidaridad con otros sectores, como los bancarios en huelga en 1959 y contra cierre del frigorífico Lisandro de La Torre.
Ni él ni sus hermanas recibieron educación judaica formal. En su casa se hablaba idish y castellano. Pedro comprende idish, pero no lo habla. Tampoco mantenía actividad social y cultural relacionada con la comunidad judía, salvo alguna participación el club Macabi, pero no asistía a instituciones como Hebraica y el Club Náutico Hacoaj como solían hacer otros jóvenes de la colectividad. Pedro Resels es economista, estudió Ciencias Económicas y se graduó como contador público en la U.B.A. Ingresó a la universidad en un contexto académico donde se destacaba el auge del desarrollo cientificista, allí continuó su militancia política. Sucesos como la revolución cubana, el Mayo francés y el Cordobazo generaban discusiones profundas dentro del movimiento estudiantil, que era opositor al gobierno nacional del presidente Arturo Ilia. En este contexto, al asumir de facto Juan Carlos Onganía, Pedro estaba recién recibido y se había casado con su actual esposa, una mujer proveniente de la colectividad judía también. Durante la represión a los universitarios en la Noche de los Bastones Largos, Pedro fue echado de la facultad, donde ejercía la docencia. Posteriormente, el gobierno militar disolvió el doctorado que estaba realizando y se le otorgó por decreto el título de Doctor.En su militancia, Pedro no participó de la lucha armada porque consideraba que no había que abandonar al conjunto más amplio del pueblo en la lucha, en lugar de crear una vanguardia revolucionaria. Recuerda que a partir de la creación de las Tres A él y sus compañeros comenzaron a tomar mayor conciencia de lo que se avecinaba, pero no esperarían algo de las características de lo que ocurrió posteriormente con el golpe de 1976. Su primo, el cineasta Raymundo Gleyzer, continúa desaparecido. En 1979, Pedro tuvo acceso a la lectura del informe de la visita de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), el cual estaba mimeografiado. Se lo facilitó un joven iba al templo Bet El, a quien el rabino de ese momento lo dio en secreto para que lo viera. Este documento llegó a manos de Pedro. Así fue como comenzaron a pensar concretamente con algunos compañeros en cómo denunciar las violaciones a los derechos humanos que estaban ocurriendo.
En ese momento, la comunidad judía se organizaba en torno a tres organismos centrales: la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y la OSA (Organización Sionista Argentina) quienes, según Pedro refiere en entrevista a Memoria Abierta, hicieron todo lo posible por bajar el nivel de denuncia con respecto al terrorismo de Estado que se vivía en el momento. En ese sentido, Pedro destaca la memoria histórica de la comunidad judía al recordar que provenían de una cultura que ya se había enfrentado al poder y exterminio del nazismo, que en las discusiones de su estaba presente ese pasado y que eso permitió comenzar a pensar en la posibilidad de generar un Movimiento Judío por los Derechos Humanos en el país.
El movimiento buscaba nuclear a los miembros de la colectividad judía que luchaban abiertamente por la defensa de los derechos humanos para la denuncia y el reclamo por la aparición de los detenidos desaparecidos. Llegó a congregar asambleas de 200 a 300 personas y contó con una dinámica de funcionamiento propia. Su posicionamiento generó tensiones en el seno de la comunidad representada en la DAIA, la AMIA y la OSA y a su vez permitió una discusión profunda con la sociedad argentina no judía. Intentaban denunciar también el antisemitismo presente en la ideología de la dictadura militar y las relaciones del gobierno militar con Israel, como en el caso de la denuncia de la venta de armas durante el gobierno del ministro del Interior, Albano Harguindeguy. Dentro del grupo fundador del movimiento, Pedro recuerda al Seminario Rabínico Latinoamericano, Marshall Meyer, Baruj Plavnick, Herman Schiller, Saúl Drajer, Eliahu Tocker, Fernando y Tamar Sokolowicz entre otros. A ellos se sumaron en una reunión varios padres de compañeros judíos desaparecidos en esa etapa y decidieron formalmente la conformación del movimiento. Como uno de los actos más importantes realizados, el movimiento convocó a un acto en el Obelisco en el año 1983, en vísperas de las elecciones presidenciales, y constituyó el primer acto de la comunidad judía en un lugar público nacional que no fuera en los barrios de Once o en Villa Crespo. La DAIA, la AMIA y la OSA se opusieron a la realización del acto argumentando que sería posicionarse en contra a los candidatos a presidente Italo Luder y Raúl Alfonsín y que se acentuarían así las posiciones antisemitas. La lucha llevada adelante por el Movimiento Judío por los Derechos Humanos y los posicionamientos de las otras instituciones judías generaban discusiones y divisiones en el seno de la comunidad judía con respecto al golpe militar.
Así fue cómo el movimiento rechazó públicamente el reconocimiento que le otorgara la DAIA en el año 2005, por considerar que esta institución no participó en la denuncia contra el terrorismo de Estado y la lucha por los derechos humanos durante la última dictadura militar.

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