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Vinculados con las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas en el marco de las coordinaciones represivas del Cono Sur.

Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina ***

Área de identidad

Tipo de entidad

Entidad colectiva

Forma autorizada del nombre

Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina ***

Forma(s) paralela(s) de nombre

  • MREC

Forma(s) normalizada del nombre, de acuerdo a otras reglas

Otra(s) forma(s) de nombre

Identificadores para instituciones

Área de descripción

Fechas de existencia

1856 -

Historia

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto es una institución que cumple la función de externalizar la soberanía argentina, en el sistema de relaciones interestatales. Fue creado en 1856 por la Ley 80 bajo la denominación de Ministerio de Relaciones Exteriores y comenzó a encargarse del mantenimiento de las relaciones políticas y comerciales del Estado argentino con las naciones extranjeras, la celebración de tratados de toda índole, la suscripción de convenciones, la publicación de declaraciones de guerra, el intercambio de correspondencia con los Estados extranjeros a través de sus representantes, el nombramiento de agentes diplomáticos, consulares o comerciales en el exterior, y la observancia del cumplimiento de las garantías y derechos constitucionales que el Estado argentino otorga a los extranjeros. En 1898 pasa a denominarse Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto ya que empieza a encargarse del mantenimiento del nexo entre el Estado y la Iglesia Católica Apostólica Romana.
En cuanto a la historia relevante para el período analizado, tras el golpe del 24 de marzo de 1976 se dictaron una serie de de Actas Institucionales – el Acta para el proceso de reorganización nacional del 24 de marzo; el Acta estableciendo el propósito y los objetivos básicos para dicho proceso, de la misma fecha; el Estatuto para el mismo proceso del 31 de marzo; y la ley 21256, que aprobaba el Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, el Poder Ejecutivo Nacional y la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), del 26 de marzo de 1976 –, dicha Junta estableció una seudo-legalidad. El presidente debía elegirse entre oficiales superiores de las fuerzas armadas y tendría atribuciones ejecutivas, legislativas y de nombramiento de funcionarios nacionales y provinciales. Dicho cargo recayó en uno de los miembros de la Junta Militar, el general Videla, quien hasta agosto de 1978 fue simultáneamente comandante en jefe del Ejército. Las Actas Institucionales disponían la participación de las tres armas, por partes iguales en el manejo del Estado. De este modo, las distintas áreas del gobierno nacional y los gobiernos provinciales fueron repartidos equitativamente. De acuerdo con este sistema, cada arma tendría 33% del poder, no sólo en el poder Ejecutivo, sino también en el Legislativo – la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), órgano integrado por oficiales en actividad cuya función era la de estudiar la creación de nuevas leyes. Asimismo, cada ministerio estuvo a cargo de un arma y cada funcionario designó a sus colaboradores de acuerdo con el estricto sistema castrense de lealtades personales. Pero también cada ministerio a cargo de un arma tuvo delegados militares observadores de las otras dos armas, y de las tres en el caso de ministerios a cargo de civiles (como, por ejemplo, el de Economía). Los respectivos Ministros de Relaciones Exteriores y Culto del gobierno dictatorial fueron: - Jorge Rafael Videla – 29 de marzo de 1976 al 29 de marzo de 1981 – con los Ministros contralmirante César Augusto Guzzetti, vicealmirante Oscar A. Montes y el brigadier Washington Pastor; - Roberto Eduardo Viola – 29 de marzo de 1981 al 12 de diciembre de 1981 – con el Ministro Oscar Camilión; - - Leopoldo Fortunato Galtieri – 22 de diciembre de 1981 al 17 de junio de 1982 – con el Ministro Nicanor Costa Méndez; - Reynaldo Benito A. Bignone – 1º de julio de 1982 al 10 de diciembre de 1983 – con el Ministro Juan Ramón Aguirre Lanari.
La Dictaudura, en el ámbito militar, se distingue la presencia de dos grupos o facciones dentro de cada una de las Fuerzas Armadas: los llamados “blandos” o “palomas” y los “duros” o “halcones”. En el Ejército, el grupo o facción de las “palomas” estuvo representado por el primer presidente del régimen, el general Videla; el jefe de Estado Mayor, general Roberto Eduardo Viola; y un grupo de generales jóvenes del Ejército, en su mayor parte pertenecientes a la promoción Nº 76, que mantenía estrechos vínculos con Videla y con Viola desde mediados de la década de 1970.
En política exterior, las “palomas” tuvieron una marcada inclinación por la búsqueda de soluciones negociadas a los conflictos pendientes con los países limítrofes. En este sentido, puede mencionarse el respaldo a la mediación papal como vía de solución al diferendo argentino-chileno sobre el canal de Beagle, y la búsqueda de negociaciones para resolver las disputas pendientes en materia hidroeléctrica con Brasil y Paraguay, que culminó en la firma del Acuerdo Tripartito de 1979. El grupo de los “duros” o “halcones” del Ejército, mayoritariamente representado por los generales de división y comandantes de Cuerpo, como los generales Carlos Guillermo Suárez Mason (I Cuerpo) y Luciano Benjamín Menéndez (III Cuerpo), fueron partidarios, en la política exterior, de la continuación de hipótesis de conflicto con los países vecinos, repudiando los esfuerzos negociadores. Clara evidencia fue la gestación del “Operativo Soberanía” a fines de 1978, que, impulsado por los “halcones”, estuvo a punto de involucrar a la Argentina en una guerra con Chile.
En la política exterior, Videla y Martínez de Hoz – Ministro de Economía – consideraron prioritaria la necesidad de atraer capitales y créditos para la economía argentina. En la práctica, el titular de Economía invadió ámbitos privativos de otros ministerios, como el de Relaciones Exteriores. Así, actuó como un “superministro” y utilizó sus buenos contactos con empresarios y entidades financieras en el exterior para revertir la imagen negativa de la Argentina en materia de violaciones a los derechos humanos. Asimismo, el enorme poder que Videla le otorgó a Martínez de Hoz quedó también evidenciado en el hecho de que la mayor parte de los embajadores correspondientes a países del Primer Mundo – fuente de los créditos internacionales – dependieron del titular de la cartera económica. Esto generó innumerables roces con la Cancillería, que estaba bajo la égida del almirante Massera y reclamaba el control exclusivo sobre la designación de embajadores.
Por otra parte, tras meses de intensas deliberaciones entre los militares de las tres armas, a principios de mayo de 1978 la Junta Militar resolvió que, a partir del 1º de agosto de 1978 terminara el período de “excepcionalidad” de Videla, quien podía seguir ejerciendo la presidencia pero debía renunciar a su cargo de Comandante en Jefe del Ejército. Esto significaba la introducción de la figura del presidente como un “cuarto hombre”, es decir un militar retirado, subordinado a las decisiones de los comandantes en jefe de las tres armas que integraban la Junta Militar, y era una exigencia planteada por Massera desde el inicio mismo del Proceso.
En el diseño de Massera, el general Videla debía ser precisamente ese “cuarto hombre” subordinado a las decisiones de los miembros de la Junta. Sin embargo, cuando el 1º de agosto de 1978 Videla renunció a su cargo de Comandante en Jefe para ejercer sólo el de presidente, se dio precisamente el efecto contrario al deseado por el alto jefe naval, ya que tras el nuevo reparto ministerial que tuvo lugar en los meses de octubre y noviembre, el poder de Videla, lejos de debilitarse, se vio fortalecido. A ello contribuyeron un conjunto de factores, entre ellos el nombramiento en la comandancia del Ejército de una figura fiel a Videla, la del general Roberto Eduardo Viola; el alejamiento de Massera de la comandancia en jefe de la Marina a mediados de septiembre y su reemplazo por una figura con un perfil más bajo, la del almirante Armando Lambruschini; la alianza de los sectores videlistas con la cúpula de la Fuerza Aérea; la renuncia del canciller, vicealmirante Oscar Antonio Montes, y su reemplazo por una figura proveniente de la Fuerza Aérea, el brigadier Carlos Washington Pastor; y el peso propio de la diplomacia del “superministro” Martínez de Hoz, que atravesaba su fase de apogeo, la conocida etapa de la llamada “plata dulce”.
Finalmente, aunque con sus limitaciones, un triunfo de Videla en su etapa como “cuarto hombre” fue la elección de Viola como su sucesor. Primero, en la comandancia en jefe del Ejército – desde el 1º agosto de 1978 hasta el 29 de diciembre de 1979 –, y luego en la misma presidencia, a partir del 29 de marzo de 1981.
El juego de fuerzas de la interna militar tuvo su innegable correlato en la política exterior, en donde se registraron varios triunfos de los sectores “videlistas” y “violistas” sobre “masseristas” de la Armada y “halcones” del Ejército. Vale destacar, entre muchas otras decisiones, las siguientes medidas del gobierno de Videla:
a) respecto de las relaciones con Estados Unidos, la admisión, por parte del régimen militar argentino, de la visita de inspección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en septiembre de 1979, como medida tendiente a mejorar la imagen argentina en el exterior y particularmente en Estados Unidos;
b) en lo referente a las relaciones con Brasil y Paraguay, la firma de un acuerdo tripartito en 1979 que flexibilizaba las exigencias argentinas, acercándolas a las de Itamaraty;
c) en lo vinculado a las relaciones con Chile, la emergencia de la mediación papal como alternativa a la opción bélica impulsada por los “halcones”.
Al contrario de lo sucedido con su antecesor, el gabinete de Roberto Eduardo Viola no contó con la presencia de una figura fuerte. Esto se notó especialmente en el área económica, donde el dominio del “superministro” Martínez de Hoz fue un rasgo definitorio de la gestión videlista. Mientras durante la etapa de Martínez de Hoz el Ministerio de Economía concentró el conjunto de la gestión de asuntos públicos, en la del nuevo ministro – Lorenzo Sigaut – la autoridad económica fue descentralizada.
Finalmente, el 22 de diciembre de 1981, el hasta entonces Comandante en Jefe del Ejército, general Leopoldo Fortunato Galtieri, logró su objetivo de desplazar a Viola de la presidencia. Tanto en política interna como en política exterior, la tercera gestión del Proceso implicó un triunfo de las posiciones más ortodoxas del régimen. El nuevo mandatario contó con el apoyo de la Marina, ventaja con la que no contaron ni Videla ni Viola. No obstante, el apoyo naval tuvo un alto precio: el respaldo de Galtieri al viejo proyecto del Comandante en Jefe de la Armada, almirante Jorge Isaac Anaya, de recuperar por la fuerza las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
El gobierno de Galtieri adoptó una política exterior occidentalista, totalmente identificada con los intereses estratégicos globales de la administración republicana de Ronald Reagan. Galtieri designó como canciller a Nicanor Costa Méndez, ex ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del general Juan Carlos Onganía, y una figura claramente identificada con el perfil nacionalista y occidentalista del presidente y del Comandante en Jefe de la Marina, Jorge Isaac Anaya. Además, Costa Méndez contaba con el apoyo de los oficiales de la Fuerza Aérea, por lo que constituía una figura acorde con el objetivo de Galtieri de “homogeneizar” el frente militar. Vale recordar al respecto que en 1978, Costa Méndez había redactado la parte de política internacional de las “Bases políticas de la Fuerza Aérea” – uno de los documentos base empleados para elaborar el programa político de la Junta Militar –; y que en dichas Bases, el ex canciller de Onganía había defendido la inserción de la Argentina en el “Occidente cristiano”.
Guiada por este sesgo occidentalista ortodoxo, una de las primeras medidas de la Cancillería fue crear, en enero de 1982, una comisión ad hoc para analizar si la Argentina iba a continuar formando parte del Movimiento de Países No Alineados (NOAL). Paradójicamente, la guerra de Malvinas no sólo abortó la posible salida argentina del NOAL, como obligó a recurrir a ese foro multilateral con el objetivo de encontrar aliados en su disputa con Gran Bretaña.
La frustrada y costosa guerra de Malvinas contra Gran Bretaña, llevada a cabo por el gobierno de Galtieri, generó un fuerte sentido de oposición de la mayor parte de la sociedad civil hacia los militares, cerrando definitivamente la posibilidad de una transición negociada del Proceso a la democracia. Tras la renuncia de Galtieri a la presidencia y a la comandancia en jefe del Ejército hacia mediados de junio de 1982, los cuadros de las tres armas comenzaron a acusarse mutuamente por el fracaso de la experiencia bélica.
Como consecuencia del cambio en el equilibrio entre las tres armas que provocó la derrota en Malvinas, los oficiales de la Fuerza Aérea y la Armada decidieron dejar aislados a sus colegas del Ejército y por primera vez en todo el Proceso, tomaron la drástica actitud de retirarse del gobierno. El día 22 de junio de 1982 el Ejército decidió asumir la “responsabilidad de la conducción política”, designando para el cargo de presidente al general (RE) Reynaldo Bignone.
En el plano de la política exterior, el impacto de la guerra de Malvinas obligó a la gestión de Bignone a continuar con el sesgo anticolonialista y tercermundista adoptado por Costa Méndez a partir de la crisis de Malvinas. La Cancillería argentina otorgó una especial prioridad a América Latina, actitud explicable por dos razones: el importante respaldo a la posición argentina otorgado por la mayoría de los países de la región durante los días de la guerra con Gran Bretaña, y el papel que estas naciones podían jugar en la batalla diplomática que el gobierno de Bignone estaba dispuesto a emprender para reivindicar, con armas distintas a las utilizadas por Galtieri, los derechos argentinos en Malvinas. (ESCUDÉ, Carlos; CISNEROS, Andrés).

Lugares

Estatuto jurídico

Funciones, ocupaciones y actividades

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto tiene a su cargo las relaciones exteriores de la Nación y su representación ante los Gobiernos extranjeros y Organismos Internacionales.
En ese marco, le corresponde la elaboración de objetivos y de políticas y la ejecución de planes, programas y proyectos concernientes a diversos aspectos que pueden sintetizarse en los siguientes:
- Políticos: la formulación y participación de la República en los procesos de integración regional, su participación en Organismos Internacionales en temas de interés global, como la gobernanza mundial, derechos humanos, medio ambiente, el combate contra el delito transnacional (terrorismo, narcotráfico, trata de personas, etc.)
- Jurídicos: la tramitación de tratados, la intervención en controversias limítrofes y de soberanía y en litigios comerciales; y asuntos relativos a la asistencia judicial internacional (rogatorias judiciales, pedidos de extradición).
- Económicos y comerciales: la formulación y conducción de los procesos de integración regional de los que participa la Argentina, así como la participación en negociaciones económicas bilaterales y multilaterales. La Cancillería tiene a su cargo la conducción del servicio comercial exterior e interviene en la política de desarrollo de la inversión extranjera de carácter productivo en el país.
- Consulares: la protección y asistencia de los ciudadanos e intereses de los argentinos en el exterior, así como el fortalecimiento de sus vínculos con la República.
- Culto: tiene a su cargo las relaciones con todas las organizaciones religiosas que funcionan en el país y mantiene un registro de las mismas.
- Cooperación: entiende desde el punto de vista de la política exterior, en la negociación de la cooperación internacional en distintos ámbitos en coordinación con los respectivos ministerios y con los demás organismos nacionales que tengan competencia en ellos. Promueve la elaboración de programas de cooperación Sur-Sur a través del Fondo Argentino de Cooperación Horizontal.
- Culturales: promueve y difunde la imagen de la República en el exterior, en los diversos aspectos de la cultura nacional.
En cuanto a la materia de los Derechos Humanos, a nivel regional, la Argentina tradicionalmente apoya el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que fue incorporado a la Constitución Nacional en 1994, y el cual ha tenido un rol clave para las víctimas del terrorismo de Estado y sus familias en la búsqueda de justicia, así como ha sido un socio en el desarrollo de instituciones de derechos humanos desde el retorno de la democracia y un instrumento de mejora institucional al interior del Estado.

Mandatos/fuentes de autoridad

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto es una institución que cumple la función de externalizar la soberanía argentina, en el sistema de relaciones interestatales. Fue creado en 1856 por la Ley Nº 80 bajo la denominación de Ministerio de Relaciones Exteriores y comenzó a encargarse del mantenimiento de las relaciones políticas y comerciales del Estado argentino con las naciones extranjeras, la celebración de tratados de toda índole, la suscripción de convenciones, la publicación de declaraciones de guerra, el intercambio de correspondencia con los Estados extranjeros a través de sus representantes, el nombramiento de agentes diplomáticos, consulares o comerciales en el exterior, y la observancia del cumplimiento de las garantías y derechos constitucionales que el Estado argentino otorga a los extranjeros. En 1898 pasa a denominarse Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto ya que empieza a encargarse del mantenimiento del nexo entre el Estado y la Iglesia Católica Apostólica Romana.
En 1992 (Ley Nº 24190) adopta la denominación Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, adicionando a sus funciones las relativas a la gestión y sostenimiento del comercio exterior. Finalmente la Ley Nº 26.338 le confiere como principal función la asistencia al Presidente de la Nación, y al Jefe de Gabinete de Ministros en orden a sus competencias, en todo lo inherente a las relaciones exteriores de la Nación y su representación ante los gobiernos extranjeros.
En 2011, por medio del Decreto Nº 2082, de 7 de diciembre de 2011, la Cancillería volvió a su antigua denominación de Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, mientras que sus competencias respecto del comercio internacional fueron conferidas al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Dicho Decreto establece que compete al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto asistir al Presidente de la Nación, y al Jefe de Gabinete de Ministros en orden a sus competencias, en todo lo inherente a las relaciones exteriores de la Nación y su representación ante los gobiernos extranjeros, la Santa Sede y las entidades internacionales en todos los campos del accionar de la República, y en particular:
1. Entender en la determinación de los objetivos y políticas del área de su competencia.
2. Ejecutar los planes, programas y proyectos del área de su competencia elaborados conforme las directivas que imparta el Poder Ejecutivo nacional.
3. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en todas las reuniones, congresos y conferencias de carácter internacional y en las misiones especiales ante los gobiernos extranjeros, organismos y entidades internacionales, así como en las instrucciones que corresponda impartir en cada caso, y su ejecución.
4. Entender en las relaciones con el cuerpo diplomático y consular extranjero, y con los representantes gubernamentales, de organismos y entidades intergubernamentales en la República.
5. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en la elaboración, registro e interpretación de los tratados, pactos, convenios, protocolos, acuerdos, arreglos o cualquier otro instrumento de naturaleza internacional, en todas las etapas de la negociación, adopción, adhesión, accesión y denuncia.
6. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en todo lo inherente a las actividades de las misiones especiales enviadas a la República por los gobiernos extranjeros o por organismos o entidades internacionales.
7. Entender en la protección y asistencia de los ciudadanos e intereses de los argentinos en el exterior, así como fortalecer sus vínculos con la República.
8. Intervenir, en su área, en las decisiones sobre el uso de la fuerza armada, en las materias relacionadas con el estado de guerra y su declaración, en la solución de las controversias internacionales, los ajustes de paz, la aplicación de sanciones decididas por organismos internacionales competentes y otros actos contemplados por el derecho internacional.
9. Entender en la política vinculada con las operaciones de mantenimiento de la paz en el ámbito de las organizaciones internacionales y como resultado de compromisos bilaterales adquiridos por la República, e intervenir en su ejecución.
10. Entender en la política de desarme, seguridad y antiterrorismo internacional.
11. Entender en la introducción y tránsito de fuerzas extranjeras por el territorio de la República y la salida de fuerzas nacionales, sin perjuicio de la competencia del Ministerio de Defensa.
12. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en las materias referidas a la no proliferación de tecnologías sensitivas vinculadas a las armas de destrucción en masa e intervenir en el control de exportaciones sensitivas y material bélico.
13. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en la tramitación de los tratados de arreglos concernientes a los límites internacionales, y en el registro y difusión de los mapas oficiales de los límites de la República.
14. Entender en la tramitación de rogatorias judiciales, pedidos de extradición y en los asuntos relativos a la asistencia judicial internacional.
15. Entender en la concesión del derecho de asilo y el otorgamiento de la condición de refugiado.
16. Entender en la promoción y difusión de la imagen de la República en el exterior, coordinando previamente con los organismos que correspondan.
17. Entender en los aspectos políticos económicos internacionales, en la formulación y conducción de los procesos de integración de los que participa la República, como así también en el establecimiento y conducción de los órganos comunitarios surgidos de dichos procesos, y en todo lo relativo a su convergencia futura con otros procesos de integración, sin perjuicio de la intervención de las jurisdicciones que tengan asignadas competencias en la materia.
18. Entender, desde el punto de vista de la política exterior y en coordinación con los organismos nacionales, provinciales y regionales de enlace, en el desarrollo de los procesos de integración física con los países limítrofes.
19. Intervenir en la política comercial en el exterior, incluyendo la promoción y las negociaciones internacionales de naturaleza comercial, así como en la conducción del servicio comercial exterior.
20. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en las negociaciones económicas bilaterales con las naciones con las que la República mantenga relaciones, así como en las negociaciones económicas multilaterales a través de los organismos económicos internacionales, regionales y subregionales.
21. Entender en la promoción, organización y participación en exposiciones, ferias, concursos, muestras y misiones de carácter económico, oficiales y privadas, en el exterior, atendiendo a las orientaciones de política económica global y sectorial que se definan.
22. Entender en las políticas y determinación de acciones de asistencia humanitaria internacional, ayuda de emergencia y rehabilitación para el desarrollo a nivel internacional, su implementación, financiación y ejecución, en coordinación con los organismos competentes del sistema de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales.
23. Entender en todo lo relacionado con las representaciones permanentes o transitorias de la República en el exterior.
24. Entender en la organización del Servicio Exterior de la Nación y en el ingreso, capacitación, promoción y propuestas de ascensos de sus integrantes que se realicen al Honorable Congreso de la Nación.
25. Entender en la legalización de documentos para y del exterior.
26. Entender en la publicación del texto oficial de los tratados y demás acuerdos internacionales concluidos por la Nación.
27. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en la negociación de la cooperación internacional en los ámbitos educativos, cultural, ambiental, económico, social, científico, técnico, tecnológico, nuclear, espacial, laboral y jurídico, en coordinación con los respectivos ministerios y con los demás organismos nacionales que tengan competencia en alguno de dichos ámbitos.
28. Intervenir, desde el punto de vista de la política exterior, en la elaboración y ejecución de la política de migración e inmigración en el plano internacional y en lo relacionado con la nacionalidad, derechos y obligaciones de los extranjeros y su asimilación e integración con la comunidad nacional.
29. Entender en las negociaciones internacionales y participar, desde el punto de vista de las relaciones exteriores en la formulación y ejecución de las políticas sobre protección del medio ambiente, y de la preservación del territorio terrestre y marítimo argentino y sus áreas adyacentes, así como del espacio aéreo.
30. Entender, desde el punto de vista de la política exterior, en todo lo relativo a la prevención y sanción de delitos internacionales.
31. Entender en las negociaciones internacionales e intervenir en la formulación de políticas que conduzcan a convenios bilaterales y multilaterales de cooperación internacional en materia de lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
32. Entender en el reconocimiento de Estados, Gobiernos y situaciones internacionales.
33. Entender en la aplicación del derecho humanitario internacional en cooperación con los organismos especializados de Naciones Unidas, con la Cruz Roja Internacional, así como también en la formulación y ejecución del programa internacional denominado “Cascos Blancos”.
34. Participar en la formulación de políticas, elaboración de planes y programas, y en la representación del Estado nacional ante los organismos internacionales en materia de Derechos Humanos y en aquellos relativos a la condición y situación de la mujer, e intervenir en la reforma de la legislación nacional en dichas materias.
35. Intervenir en todos los actos del Poder Ejecutivo nacional que tengan conexión con la política exterior de la Nación o se vinculen con los compromisos asumidos por la República.
36. Entender, conjuntamente con el Ministerio de Defensa, en la planificación y dirección de la política antártica, como así también en la implementación de los compromisos internacionales, e intervenir en la ejecución de la actividad antártica.
37. Entender en las relaciones del Gobierno con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; en la centralización de las gestiones que ante la autoridad pública hicieren la Iglesia, personas y entidades del culto y en las acciones correspondientes al otorgamiento de credenciales eclesiásticas.
38. Entender en las relaciones con todas las organizaciones religiosas que funcionen en el país para garantizar el libre ejercicio del culto y en el registro de las mismas.
39. Intervenir en la elaboración de las políticas para el desarrollo de áreas y zonas de frontera y entender en su ejecución en el área de su competencia.
40. Intervenir en la política de desarrollo de la inversión extranjera de carácter productivo en el país, así como en la política de internacionalización de las empresas argentinas en el exterior.

Estructura/genealogía interna

Organigrama
En la Secretaría de Coordinación y Cooperación Internacional se ecuentra la Dirección General de Cooperación Internacional. A su vez, la Subsecretaría Legal, Técnica y Administrativa es integrada por la Dirección General de Administración, Dirección General de Infraestructura, Servicios y Administración de Bienes. Dirección General de Asuntos Jurídicos, Dirección General de Recursos Humanos y Planeamiento Organizacional.
La Secretaría de Relaciones Exteriores se estructura en Dirección General de Consejería Legal, Dirección General de Coordinación Política y Dirección General de Asuntos Culturales.
Integran la Subsecretaría de Política Exterior la Dirección General de Política Exterior, Dirección General de Asuntos Antárticos, Dirección General de Malvinas y Atlántico Sur, Dirección General de Asuntos Ambientales, Dirección General de Asuntos Internacionales de Drogas y Dirección General de Asuntos Culturales.
La Subsecretaría de Política Latinoamericana cuenta con una Dirección General de Política Latinoamericana, y la Subsecretaría de Relaciones Institucionales con una Dirección General de Relaciones Institucionales.
La Subsecretaría de Culto comprende una Dirección General de Culto Católico y una Dirección General del Registro Nacional de Cultos.

Contexto general

Área de relaciones

Área de control

Identificador de la descripción

AR

Identificador de la institución

Reglas y/o convenciones usadas

Estado de elaboración

Borrador

Nivel de detalle

Parcial

Fechas de creación, revisión o eliminación

01/08/2014

Idioma(s)

  • español

Escritura(s)

Fuentes

. PRESIDENCIA DE LA NACIÓN. . Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto
. El Historiador. Datos y estadísticas
. ESCUDÉ, Carlos; CISNEROS, Andrés (dir.). Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina. (1976-1983).Capítulo 68: El régimen militar
. Pesquisa e revisâo: Silvia Simões , Jorge E. E. Vivar , Graciela Karababaikian

Notas de mantención

Jorge E. E. Vivar , Graciela Karababaikian